Ibarrola: exaltación del bosque y un cartel recuperado

Lucía Mendoza y José de la Mano le dedican sendas muestras

Madrid,

El próximo noviembre hará un año de la muerte en Galdácano de Agustín Ibarrola, miembro en los cincuenta y los sesenta de dos de los colectivos que con mayor ahínco trabajaron en la modernización artística en España y en el acercamiento de esta a las clases populares: Equipo 57 y Estampa Popular. Nacido en Bilbao, en una familia de raíces obreras (aspecto que tendrá influencia en su trabajo), convirtió la pintura en el eje de su trayectoria, estudiando la llamada teoría de la interactividad del espacio plástico – los vínculos entre el fondo y la forma, y entre negativos y positivos- y también la proyección de su obra en la naturaleza, pero siempre desde una perspectiva antropocéntrica, considerando al ser humano como punto de referencia de la estructura formal de esos paisajes.

Dos galerías madrileñas brindan un homenaje al artista vasco en las próximas semanas: Lucía Mendoza, que inaugura mañana, 11 de mayo, una muestra dedicada precisamente a sus proyectos al aire libre, y José de la Mano, cuya propuesta se centra en su compromiso con el antifranquismo y con las demandas de los trabajadores; podemos decir que ambas exhibiciones dan cuenta, por tanto, de las inquietudes estéticas y éticas de Ibarrola, quizá unas y otras de relevancia equiparable.

En la primera sala, Lucía Mendoza, veremos medio centenar de obras fechadas desde los ochenta, en su mayor parte pinturas y ligadas a su trabajo en el Bosque de Oma, que en su producción adquiere rol simbólico como lugar donde nos es dada la posibilidad de volver a los orígenes: sus diseños pictóricos los trasladó con soltura semejante a lienzos y a piedras, árboles o traviesas. Es conocido que, en su exploración de las teorías estéticas ligadas a la naturaleza, intervino prácticamente todos los entornos que tuvo cerca (su casa, su jardín, los mencionados bosques), desde una necesidad de pintar que tenía que ver al menos tanto con el instinto como con la voluntad racional, y que es común a todas las etapas de su carrera.

En el paisaje encontró Ibarrola un soporte flexible, apto para una libertad inédita, en el que desplegar formas y trazos que, en su caso, adquirían cierto valor alegórico, como las rayas blancas verticales que representaban para él la continuidad y la uniformidad; recurrentes fueron también en estos proyectos las referencias a los paisajes de su infancia y al pueblo vasco en un sentido amplio: sus tradiciones y su pasado.

Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza
Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza
Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza
Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza
Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza
Agustín Ibarrola. Galería Lucía Mendoza

En este último aspecto, conecta esta muestra con la que podemos visitar ya en José de la Mano, que nos retrotrae a una etapa anterior en la carrera de Ibarrola. “El grito de Ibarrola. Compromiso, lucha y libertad” tiene como centro el que fue un cartel prohibido: en 1974, cuando se encontraba inmerso en la realización de sus personales Guernicas (uno de ellos fue presentado por esta misma sala en la Feria ARCO en 2021, y adquirido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao), recibió el artista el encargo de diseñar el cartel para la Feria del Toro de Pamplona, en los Sanfermines; dicho encargo le llegó con el aval de Jorge Oteiza, que declinó llevarlo a cabo él mismo por otros compromisos. En una etapa de languidecimiento de la dictadura y de crecimiento de las manifestaciones obreras, Ibarrola reafirmó en esta composición su compromiso político sin alejarse de un lenguaje directo que buscaba la complicidad de quienes habían criticado los experimentos avanzados de los Encuentros de Pamplona, por entender que aquellas fechas no requerían nuevos lenguajes artísticos, sino formas de activismo político también desde la creación.

El cartel que efectuó el bilbaíno presenta la cabeza del toro picassiano del Guernica en su parte superior y, en la inferior, un amplio grupo de manifestantes, puños en alto, avanzando juntos y sin más seña de identificación que ese gesto. La escena la dispuso sobre un fondo abstracto, llamando la atención del espectador una franja de color rojo que divide la zona alta y la baja y que seguramente remita a la lucha pasional y la sangre. El motivo de los manifestantes, y el del puño en alto, serían muy habituales en sus telas y sus dibujos de aquellos años, también tras la muerte de Franco, sin embargo, esos fondos abstractos irían dando lugar paulatinamente a tramas geométricas y líneas paralelas que parecen sugerir una sensación opresiva. Las manos no cerradas portan llaves o herramientas de trabajo; eligió Ibarrola que las armas quedaran fuera.

La censura no aprobó el cartel, que no llegó a ser colgado en Pamplona; ahora sí lo hace, su boceto, en la galería de la calle Zorrilla, junto a estas imágenes cercanas, con o sin color, en las que salen a nuestro encuentro ikurriñas, cruces y llamamientos por la autonomía o la democracia.

Agustín Ibarrola. Boceto para el cartel de la Feria del Toro de Pamplona, 1974
Agustín Ibarrola. Boceto para el cartel de la Feria del Toro de Pamplona, 1974
Agustín Ibarrola. Crucificados, hacia 1960
Agustín Ibarrola. Crucificados, hacia 1960
Agustín Ibarrola. Libertad, 1974
Agustín Ibarrola. Libertad, 1974
Agustín Ibarrola. Sin título, 1977-1979
Agustín Ibarrola. Sin título, 1977-1979

 

 

Agustín Ibarrola. “El pintor en el bosque”

GALERÍA LUCÍA MENDOZA

C/ Bárbara de Braganza, 10

Madrid

Del 11 de mayo a finales de julio de 2024

 

“El grito de Ibarrola. Compromiso, lucha y libertad”

JOSÉ DE LA MANO GALERÍA DE ARTE

C/ Zorrilla 21, Bajo derecha

Madrid

Del 8 de mayo al 27 de julio de 2024

 

Comentarios