Susana Solano, ganadora del séptimo Premio de Arte Catalina D’Anglade en ARCOmadrid

La escultura Kapokier (1997), de Susana Solano, es la obra ganadora del séptimo Premio de Arte Catalina D’Anglade en la actual edición de ARCO y puede verse en la Feria en el stand de la galería bilbaína Carreras Múgica.

Este galardón viene concediéndose desde 2017 por iniciativa de la diseñadora de joyas madrileña e implica la adquisición de la pieza reconocida por parte de la firma Catalina D’Anglade y la realización, a lo largo del año en curso, de un proyecto inédito que habrá de unir arte y diseño y que tendrá como fruto una pieza seriada concebida para acercar el arte a nuevos públicos.

En anteriores ediciones, recibieron este Premio Ester Partegàs (2023), June Crespo (2022), Daniel Steegmann Mangrané (2020), Luis Gordillo (2019), Secundino Hernández (2018) y Fernanda Fragateiro (2017).

Solano comenzó a trabajar a finales de los setenta dentro de los cauces minimalistas, pero conjugando sus referencias a Donald Judd, Richard Serra o Carl André con alusiones a su propia biografía e intereses vitales. Su obra era ya entonces monumental en su tamaño, albergaba lecturas simbólicas y buscaba subrayar tensiones expresivas entre lo interior y lo exterior. Adentrándonos en los ochenta, trabajó a fondo en torno a la dicotomía entre el vacío y el no-vacío y sobre las posibilidades de la apropiación, no solo física sino también mental, de los espacios, convertidos en cada una de sus exposiciones en escenarios de acciones mentales y corporales. En sus palabras, en los huecos está el misterio de la representación y el plano horizontal plegado. Nunca mejor dicho: los misterios.

Yendo más allá, en su producción hay algo de símbolo de una colectividad y un tiempo: a lo largo de su evolución, la barcelonesa ha reproducido los caminos que ha seguido la escultura en nuestro país en la última mitad del siglo XX, desde la tendencia a la reproducción de objetos figurativos, aún muy ligados a la pintura, a la recreación del objeto minimalista y una concepción de lo escultórico en la que el espacio real en el que se inserta adquiere el mismo o mayor protagonismo que la pieza en sí.